El regocijo ha vuelto. Sólo necesitaba un poco de aire fresco, dos diálogos con mi cuñada, verla a mi hermana accionar como madre de mi padre, mía, de mi hermano y de sus hijos, percibir la ternura oculta de mi hermano, pegarnos dos gritos con Boly, comer pizza, ver jugar a los perros y disfrutar de la vida de mis sobrinos.
He vuelto a reír despreocupada.
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