8 de abril de 2009

Ser y poder

Deseaba ser una erudita. Se regodeaba ante el reconocimiento público que aplaudía su inteligencia. Consumía libros, quería ser interesante, sabia.
Pretendía un lugar entre los mejores. Le gustaba ser reconocida como capaz, muy capaz. Quería escribir, ser la escritora recordada por milenios, sin embargo la blancura de la hoja la apabullaba.
Intentaba conocer otros mundos, todos los otros mundos, ya no le bastaba con ser una bienpensante del más acá, pero es que tarde comprendió que estrella y genio se nace.
Mucho tardó en intuir que el papel en blanco para ella era sólo papel inmaculado. La virginidad de la hoja no se dejaba corromper por las ideas de esta mujer-niña-nada, ideas nada.
En ocasiones le molestaba no poseer estrella, no poder erigirse en genio. El lápiz no bailaba por la hoja, no lograba crear hallazgos, sus escritos eran menores, no malos; sólo mediocres. ¿Sólo mediocres?, cómo le molestaba el enunciado: mediocre, sentía morir al oírlo dirigirse a ella.
Llegó a odiar al lápiz y a la hoja caprichosa que no le permitían pronunciarse.
En noches de depresión (siempre sucedía a la noche) se deleitaba al creer que ésa hora, junto a ése estado, era ideal para dar vida al lápiz. Nuevamente intentaba la proeza de crear un relato, una narración, un algo digno. Reiteradamente se zambullía en la nada de su ninguna idea.
Abandonó la religión, consideraba que era el “Opio de los Pueblos”, ella no permitiría ser oprimida por ideas para personas incapaces de buscar salida en tremenda sandez. ¡No!, ella podía más, el Cristo crucificado no le daría acceso al saber.
Nunca destruía un relato, con seguridad valdría en otra ocasión…cuando la inspiración emergiera de ella.
Pero la inspiración no era más que un anhelo, que nunca pudo parir.
Pese a que el amor siempre desencadenaba en desamor y la hacía partícipe del misterioso país de las lágrimas, ella estoica, soportaba la derrota, creyendo que así encontraría a su tan deseada musa. Sólo se reunía con el dolor, se inmiscuía en la herida hasta convertirla en incurable, pero creía que eso sería justificado con un gran escrito. Nunca lo logró. Las cicatrices aún sangran.
Esta mujer-niña-nada hoy optó por renunciar a pugnar contra sus no ideas, con el capricho del lápiz y la soberbia del papel. Ella a veces lo busca a ese Dios, después de todo, descubrió que el opio hace soportable la vida. La mujer-niña-nada rechaza seguir viviendo amores devenidos en desamores a cambio del dichoso escrito mayor.
Hoy disfruta de la paz y la comodidad del bienpensante, claro que a veces cavila y su pequeño escritor interno le aguijonea la cabeza. Es en ése instante (maldito, por cierto) en que de nuevo toma el lápiz y la hoja, con la vana (o no) expectativa de domesticarlos.

4 comentarios:

el Rafa dijo...

El polígrafo del barrio de Flores, Manuel Mandeb, sostiene que la desdicha es la madre de todos las grandes proezas literarias. Sostiene, asimismo, que la desdicha amorosa es la madre de todas las desdichas. Los músicos se enamoran que para ser posteriormente rechazados por "la mujer amada" y así estar triste para poder componer la canción mas hermosa del mundo que luego usaran para conquistar a otra mujer...
En la practica me he dejado romper el corazón cientos de veces y no por eso mis escritos mejoraron... son mediocres y no hay nada que hacerle. Usted lo dijo: con eso se nace. Pero inexorablemente mis dedos vuelven a tamborilear el teclado y esa hoja en blanco del procesador de texto sera manchada con las mediocridades de la mente... escribir no es una elección es algo que TENEMOS que hacer.

"Con el capricho del lápiz y la soberbia del papel" Me gusto esta frase.
Beso

(Mandeb es un personaje que le tome prestado al troezma Alejandro Dolina)

Lorena Tapia Garzón dijo...

Qué lindo es escribir, aunque siempre creamos que nuestro escrito es mediocre, porque nos acompaña en la tristeza, porque nos devuelve razones, porque nos dispara ideas, porque nos calma... Por suerte necesitamos de los demás para saber si de verdad son tan mediocres... Seguí en la tarea de domesticar el lápiz y la hoja que lo hacés muy bien, Fer, sin mediocridades y con bellísimos hallazgos. Beso

Fernanda. dijo...

Cierto gente, es tan lindo escribir, y necesario.
Sí Rafa, la frase es bonita, además de cierta, odio la soberbia con la que se presenta la hoja en blanco, encima la muy atrvida desafía. Y sí Lore, lo que "dijiste" es cierto.
Habrá que seguir, aunque lo mediocre persiga.
Besos y gracias.

el_iluso_careta dijo...

no recuerdo lo que es un manuscrito propio. la maldita pc!!!
escuchando 01 - Como Un Fantasma\Super Ratones - Mancha Registrada (2000)