14 de febrero de 2010

Los nuevos conocidos suelen obnubilarse ante la vida de X. Comentan que es inquieta, inteligente, y los ojos (antes extraños) brillan asombrados y ante todo atentos por descubrir cómo X puede realizar tantas y tan disímiles actividades en 24 horas.

Las conversaciones suelen ser abarcadas por la voz gigante de X, y siente habitar el plexo solar mientras observa esos ojos brillando ante una vida propia vacía frente a la suya, una X tan poblada de planes, esperanzas y excelentes realidades.

Sin embargo, en el minuto cuarenta aproximadamente esos ojos volverán a ser vacíos, lejanos. Ya no estarán maravillados por X, es el minuto en el que la historia parece cerrarles y X no es maravillosa.

Luego de la media hora llega la pregunta lapidaria: ¿Tenés novio?, y no, X se saltó esa parte de la exigencia social. Todo se cae, ahora importa nada.

A X no suele molestarle que esos ojos se abstraigan hasta ser extraños nuevamente, pero en ocasiones, también su vista se aleja y no le importa demasiado amar su trabajo, su fortuna ante la realización de sus planes y sus proyecciones le parecen vacías. A veces, X, sólo quisiera cumplir con el pedido social. No para contentar retinas ajenas, sino simplemente, para que los que brillen sean sus ojos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tristemente interesante tu vida. Respecto a tu prosa, cuando se habla de uno mismo se utiliza la primera persona del singular... Seguro lo sabés. En fin...cien veces no debo referirme a mi en tercera persona.

Fernanda. dijo...

Escribir: "Uno mismo" es un error groso. Eso de corregir escondido en un Anónimo es más que sencillo. Me hacés acordar a los giles que andan por la vida dando correctivos desde la ignorancia.

Y buena, tras tu aclaración con tan buena onda (y tus discursitos que intentan ser ofensivos en otros posts) he llegado a la conclusión de que entendés nada.

Mi Persona, ha dicho! (mierda,otra vez la tercera persona y además puse mal la coma y me faltó un signo de exclamación. Maldita sea).