24 de agosto de 2010

El querer y el tener.

Quería tener cinco hijos. Pero tiene dos perros.
Quería un marido fiel. Y consiguió montones de historias estragosas y kilómetros de malos recuerdos.
Quería vivir en una ciudad bonita. Y se enamoró y volvió a la provincia que sienta tan lejana.
Quería desprenderse de los malos recuerdos. Pero sólo logró acomodarlos.
Quería tener un jardín. Pero es pésima cuidando plantas.
Quería cortinas a cuadros en la cocina. Y papá puso las rayadas.


Las cosas no están saliendo como quería. Qué cagada jajaja.

19 de agosto de 2010

Quedarse parece ser una excelente opción, los Buenos Aires son un alivio, aunque en cada media cuadra la pobreza me estiraba la mano mientras se paseaba Louis Vuitton del brazo de una señora que parecía no ver lo que a mi se me estrellaba en la cara.
Ese montón de extraños que desfilaban sin mirarse, sin rozarse, definitivamente es para mi. Encontrarme en esquinas desconocidas, traduciendo un “guía T” que me llevaba a donde quería estar, ser una extraña entre miles de parecidos me resulto de lo más placentero. Buenos Aires me cumplió mi deseo de años: ser invisible. No juzgada, no mirada, sólo una nada que caminaba dejando la pose en mi triste Santiago del Estero.
Quedarse parecía ser una excelente idea. Sin embargo el colectivo ya está andando y contra mi voluntad me tiene a mi arriba.

12 de agosto de 2010

Del absurdo, el amontono y las arrugas


No, no me estoy mudando a otro planeta. No, no, tampoco estoy haciendo el cambio de vestuario invierno - primavera, mucho menos estoy por cometer la generosidad de donar mi ropa. Simplemente viajo, no, no me voy seis meses ni siquiera dos semanas. Viajo por 6 días.
Mientras amontonaba (muy ordenadamente, vaya contradicción) toneladas de prendas pensaba en lo absurda de mi tarea, en lo preparada que ando por la vida (llevo hasta paraguas, ya que acá no tengo oportunidad de usar).
Tantas prendas, que ni la mitad será de utilidad, recordaba cuando hace 8 años viajé al Mollar con un bolso gigantesco, repleto de tacos altos y faldas, iba por cuatro días y fueron una tortura porque cada mañana peleaba con Mariana por el único par de alpargatas que teníamos y yo necesitaba ponerme (aunque eran de ella), asimismo, aquella vez tuve que cargar cuesta arriba mi miniplacard porque los hombres que nos acompañaban decían que me merecía el castigo por mi frivolidad y ante todo por la ridiculez.
También me vino un recuerdo como bofetada de la última vez que estuve en Tafí del Valle, pasé algunos días en Salta y bifurqué hacia Tucumán. Aquella vez también tenía una tonelada de tacos altos y muchos vestidos con muy poca tela. Mientras el verano estaba en la cúspide, Tafí tenía un clima digno de un invierno santiagueño. Demás decir que aquella vez usé el mismo par de medias tres días (era el único que tenía) y cada mañana salía acopiando sobre mi cuerpo toda (literalmente toda) la ropa que llevaba en la valija, intenté (haciendo un esfuerzo sobrehumano) comprar ropa de invierno, pero era verano.
Y ni hablar de la vez que no me dejaban abordar en Nueva York porque había excedido drásticamente el equipaje permitido. Por supuesto no tenía dinero para pagar aquel problema, me lo había gastado llenando valijas. O la oportunidad en que en Bariloche entre mis valijas y mi borrachera fui un dolor de cabeza para varios.
Así podría detallar montones de viajes donde mi equipaje se convirtió casi en una persona a la que debía arrastrar.
Claro que pienso que seis pares de zapatos varios son excesivos para seis días, pero los necesito, asimismo 5 pantalones, dos faldas, dos vestidos, un enterito, dos tapados, una campera y más de 8 camisas/remeras son una ridiculez, podríamos vestir a dos personas, pero cómo evitarlo.
Mi mentira es que una valija es del trabajo (la más pequeña) y es inevitable llevarla y que tooooodo lo que llevo es necesario, que si llueve, si hace frío, vaya patraña, como si no fuese a comprarme el equivalente a todo lo que llevo. Y volveré como siempre, pagando exceso de equipaje.
Y sí, este es un post de lo más irrazonable y frívolo, el asunto es que me voy, cargada como para no volver, pero siempre vuelvo con la ropa arrugada y sin usar, como muchas cosas de mi cotidianeidad que amontono, creo necesarias, no las uso y las arruino.






3 de agosto de 2010

Improperios

Capital del infierno, 3 de Agosto de 2010.

A la desconocida y olvidada sujeta del registro civil:

No tienes idea quién soy, no te culpo, a veces suele pasarme que me olvido de mi. Te llama la atención mi esquela, pues debo reconocer que no esperaba jamás hacerlo, ni siquiera recuerdo tu cara ni cómo fue el momento en el que nos conocimos, pasó hace mucho tiempo, quizás 10 años.
No quisiera molestarte, pero resulta que me urge contarte lo que me ocasionaste. Desde ayer que no dejo de pensar en vos y, por supuesto, en tu madre.
Después de los dos párrafos pasados debes seguir sin entenderme. Te cuento: yo soy la que ayer se enojó mucho por no poder realizar un trámite fiscal, ufa, sí, fue un drama. Te debe importar nada lo que te cuento y te preguntarás qué tenés que ver vos, te cuento: cuando yo tenía 16 años vos llenaste los datos de mi DNI, sí, vos sos la que omitió escribir la última palabra del nombre de mi calle. Ya sé que es un embole poner “Bailón y Luis Peralta Luna”, pero bueno, ese es el nombre de mi calle y tu trabajo era colocar mi dirección correctamente y lo hiciste como el orto, prescindiste del fonema “Luna”, quizás pensaste que no era importante o que si hacías correctamente el trabajo se te enfriaría el café. No importa, te perdono.
Como te contaba, yo soy la que después de enojarse fue a corregir tu error al registro civil, que te quejabas de tu lugar de trabajo?, no sabés cuánto te entiendo, es una mugre, compuesta por una caterva de inoperantes que hacen de la burocracia una filosofía. Ahí no pude como una ciudadana común corregir tu cagada. Como te dije, no importa, te perdono.
Hoy fue cuando más me acordé de vos, porque pese a haber dormido cuatro horas para realizar mi trámite en la AFIP tampoco pude hacerlo. Y por tu error perdí 15 minutos llorando en la vereda no sin antes reputiar a esos fucking contadores de escritorio, situación que me avergüenza ya que procuro no violentarme con extraños . Esto también te incumbe a vos, así que no te hagás la boluda y dejá de mirar hacia el costado.
Te cuento: cuando todo parecía ordenarse, pese a tu error, saltó otra falla, tuya por supuesto, porque yo a mi DNI, como a todas mis pertenencias las cuido. Te acordás que aquella mañana en la que yo tenía 16 años y vos me entregaste mi DNI?, na, qué te vas a acordar!. Aquella mañana te dije que mi apellido es Ormaechea, no Ornaechea, vos te reíste de la falla (claro, si era muy gracioso) y con tu espantosa mano corregiste mi apellido y no conforme con eso plastificaste como el orto la foto, mirá, estoy preocupada, porque si te limpiás el culo como hacés los documentos algo huele mal. También me acuerdo que estabas preocupada porque se te hacía tarde para desayunar y pese a que te pregunté, me dijiste que como lo habías arreglado (bueh, eso de arreglar es incorrecto) estaba bien. Lo hiciste para la mismísima mierda.
Hoy después de correr (literalmente) entre la AFIP y el Registro Civil un par de veces me secuestraron el DNI, sí, así como estás leyendo, así que ahora soy una indocumentada que menos que antes puede colaborar con el fisco. Me dijeron que no podía andar por la vida con ese documento hecho por una cavernícola, yo coincidí con ellos, pero no me consoló del todo que reconozcan que sos un inútil, porque, insisto, yo no pude hacer mi trámite, que demás está decir, me urge hacerlo.
Por tu exclusiva responsabilidad hoy también dormiré cuatro horas, porque mañana tengo que ir a ver si alguien me presta su DNI para ponerle mi foto. Mientras tanto, y a diferencia de vos, que aún cuando hace su trabajo como el orto cobra su sueldo todos los meses, yo pierdo mi tiempo y mi trabajo se atrasa por pretender subsanar tu proceder de analfabeta.
Aún te debes preguntar por qué te escribí, lo hice solamente para recordarte que sos una hija de remil puta, inoperante que no pudo hacer bien el simple trabajo de pegar un calco sobre la foto para que hoy no sea un mamarracho. Además quisiera contarte que estoy muy, muy, muy enojada y cuando me enojo me violento y tengo muchas ganas de que seas la primera persona que le pegue hasta cansarme, te prometo que lo voy a hacer, y después de cagarte a patadas voy a hacerte mierda el DNI, ja, aunque si lo hiciste como al mío seguro tampoco te sirve ahora. Por lo pronto sigo acordándome de vos y de la grandísima puta que te parió. En mi rosario de improperios también me acuerdo del infeliz que te creyó capaz de llenar formularios, de mi puta suerte que justo me tocó sentarme en tu box, también estoy enojada por no recordarte. Ahora mismo no puedo prometer que voy a buscarte, porque como te dije, ando muy ocupada intentando subsanar tu grandísima cagada y luchando contra la burocracia para conseguir un papel que diga correctamente mi nombre, mi apellido y la dirección en la que vivo.

Nada más querida desconocida. Te agradezco por arruinarme dos días (mañana se viene otro), por imposibilitarme de realizar trámites vitales (sí, no estoy exagerando) para mi trabajo y mi viaje. Gente como vos hacen que todo se complique y lo peor es que seguro seguís sentada detrás de un escritorio confundiendo N por M y riéndote de la ocurrencia. Prometo cagarte a patadas.



P/D: Sos un pelotuda, pero creo que ya más o menos te lo dije.

2 de agosto de 2010

Juego de niños


El frío se extiende. El malhumor se instaló desde marzo y parece no querer buscar nuevo domicilio. Todavía me duelen las manos de la última caída (con tantos derrumbes al menos aprendí a poner las manos antes que la cara). El dolor de espalda no me deja dormir. El insomnio me deja una cara demacrada. El año me tiene de golpe en golpe. Pero anoche dejé ser a mi niña, a esa que la tengo latente y se muestra casi a diario. Anoche sacamos a volar los barriletes. Y voló muy alto y me reí con esa sonrisa de muchos dientes que tanto me gusta.








A mi me tocó el de Ben 10, era el más lindo y el más polentudo.