24 de mayo de 2009

Recuerdito de mis 15 primaveras

Domingo 15 hs. Mi persona espera el colectivo para ir a trabajar (nota aparte: nadie en la calle, soy la única que labura los domingos) y de repente, la memoria me escupe un recuerdo: Hace una década, cuando estrenaba mis 15 primaveras, en la misma parada de colectivos de hoy, un dulce caballero, en su corcel a dos ruedas me tiró un piropo. Mi persona, con la femineidad que la caracteriza desde su niñez tomó una piedra y le reventó la espalda al noble piropeador mientras mascullaba entre dientes: pe-lo-tu-do.
Tras la carcajada por la remembranza una duda casi existencial me aquejó: ¿será posible que ya no reciba piropos porque este noble caballero de espalda dolorida regó por el mundo entero la lamentable historia de la dulce quinceañera?



(Nota aparte: Corrijo, no soy la única que trabaja, 15, 40 hs, somos tres personas en la redacción)

23 de mayo de 2009

Santiago querido


Pese a haber nacido por estos pagos, en la capital del infierno, donde las lagartijas se escupen las patas para cruzar las rutas, no lo siento propio.

Santiago del Estero habla de largas siestas, chacareras, simpatía y mistol. Y ninguna de esas características se inscribe en mis preferencias.

Pero hoy, pasó que me encontré sintiéndome parte.

Pasó que me encontré involucrada.

Hoy me regalaron un libro. Un escrito con relatos santiagueños, con la particularidad de ser bilingüe: quichua- Castellano.

Un escrito con relatos preciosos.



"La primera de difuntos

En el pobladito de Socko no había cementerios. Enterraban a los muertos en el camposanto de La Guardia. Como diez o doce kilómetros había hasta allá. Los llevaban en andas a la mañana temprano, a pie nomás, marchando medio al trote. En la noche del velorio mandaban a tres o cuatro a La Guardia para cavar el hoyo y esperar al muerto y al acompañamiento. En éste iban algunos a caballo, más que nada señoras, y la mayor parte a pie nomás.

Cuentan que una vez, cuando murió un hombre muy conocido y se había juntado mucha gente para el velorio, carnearon un novillo y esa noche había asado y vino para todos, a discreción.

A la mañana, ya terminado su trabajo, uno de los que habían ido a cava el hoyo fue a ver porqué tardaban tanto los que traían al muerto. En el camino encuentra a un pasajero que venía a caballo y le pregunta si ya estaban cerca los que traían al muerto.

-Bueno, - le contesta-, lejitos nomás andan y es dudoso que lleguen pronto. Todos están muy borrachos. Me parece que el único que viene sano es el muerto". *



*
De Mario C. Tebes, "Custañumanta Yuyayniy (Ni los años ni la distancia)".

22 de mayo de 2009

Un camino


Tras días de andar arrastrando los pies. Con el rabo entre las patas. La esperanza, esa que supera a la experiencia, ha vuelto a darme motivaciones. Ya sé lo que quiero… pero esta vez lo haré correctamente. Ya tengo el camino. En breve habrá novedades.


Siempre, después de pensar en las diferentes formas de suicidio, viene la idea, la señal indicando el camino. Y es un empezar de nuevo.

En eso ando.

21 de mayo de 2009

Nómina

Una sucesión de nombres, eso son. Sólo una nómina extensa.

Nombres sin rostro, sin placas, sin lugar. Sentires superfluos.

Besos pasatistas. Sábanas de todos colores, olores y sabores. Al fin y al cabo, son retazos de horas sobradas. Sólo jirones de mentiras.

Besos, algunos merecedores de vergüenza ajena y otros dignos de auditorios que los ovacionen de pie. Sin cabida para los sentimientos.

Representan pérdidas de ilusiones, ganancia de experiencias. ¿Qué valen más: las ilusiones o las experiencias?. ¿Con qué se vive feliz?.

¿Por qué no una nómina de cariños perpetuos?.


La notita


Hay días en que tengo ganas de dejar esta notita.

Dejar de querer a un hombre genera satisfacción, porque el cariño no correspondido puede ser una tortura. Sin embargo, dejar de tener sentimientos bonitos hacia una amiga, esa hermana elegida, genera una tristeza grande.
Y así fue la historia de X con Micarolita. En la preadolescencia se encontraban en miradas, haciéndose compañía, queriéndose y perdiendo el tiempo de a dos.
X la protegía, Micarolita resultó ser un ente débil, de cariño inocente. X es pura pasión, hasta el acto de respirar le genera emociones de las más profundas. Micarolita sin embargo, se toma la vida con calma. Suele decir que ella necesita 24 horas para hacer lo que X en una hora.
Micarolita fue la parte de pureza de la que X carecía, el gramo de inocencia, la tonelada de buenas intenciones.
X constantemente tiene conflictos, preguntas, necesidades. Micarolita es feliz con lo que le regalan, que nada tiene que ver con la resignación o la mediocridad, ella es verdaderamente feliz y agradecida.
Micarolita tenía una familia que llenaba los corazones de satisfacción. X es un caos, Micarolita le daba paz, la relajaba.
Aún en la distancia, cuando X escapó de esa realidad que la torturaba, tenía un vínculo lleno de cariño con Micarolita.
Hasta que los accionares de X y la quietud de Micarolita rompieron el vínculo.
X sigue siendo un caos y Micarolita está llena de desconocimientos, pero sin preguntas. Sus miradas ya no son conocidas, ya no se encuentran para hacerse compañía.
Un día X gritó: “Se te va la vida y vos la ves pasar tirada en un sillón”. Micarolita quizás no perdonó ese arrojo de sinceridad y ante todo la torpeza. Y el sentimiento se esfumó, dejando un vacío que es llenado con recuerdos.
X ya no le escribe cartas, Micarolita tampoco garabatea dibujos sin sentido.
Pese a su caos y la insatisfacción permanente X recuerda que “siempre hay un pretexto para ser feliz”, y en la nostalgia la encuentra a Micarolita repitiéndolo hasta el cansancio.

16 de mayo de 2009

Canción de Domingo II

Fragilidad

Mañana ya la sangre no estará

Al caer la lluvia se la llevará
Acero y piel combinación tan cruel
Pero algo en nuestras mentes quedará

Un acto así terminará
Con una vida y nada más
Nada se logra con violencia
Ni se logrará
Aquellos que han nacido en un mundo así
No olviden su fragilidad

Lloras tú y lloro yo
Y el cielo también, y el cielo también
Lloras tú y lloro yo
Qué fragilidad, qué fragilidad

Sting

15 de mayo de 2009

Confieso que he pecado II


Hoy viajé en un transporte público (hacía rato que no lo hacía). Asiento individual, cara de culo, normal. Sólo algo me hacía ruido, un infante, de esos que hablan a los alaridos, sentado, con su inescrupulosa madre en diagonal a mi persona. Entre gritos y pedidos, el niño me mira, lo miro, lo cago a pedos con la mirada y le “saco la lengua”. El pequeño se puso a llorar.

Puta madre, ahora lo voy a tener que escuchar llorar.

Absurdo II

Mi padre reconociendo la tecnología:

P: Fernanda, ¿¿¿qué mierda le pasa al centro musical (Nota: Le dice "centro musical") que no anda el CD?????.
H: (Mano derecha en la quijada, rogando que los dioses del Olimpo la doten de paciencia) ¿Me preguntas a mi que apenas se cambiar un foco?.
P: ¿A quién más le puedo preguntar? , equipo de mierda, inútil (N: los objetos para mi padre, toman características de sujetos).
H: (OMMMMM…) ¿Y qué le hiciste vos que dejó de andar?
P: ¡Qué mierda se, sólo dejó de andar!
H: (Parada frente a el equipete que apenas reconoce. Revisa, mira, hace girar la bandeja, todo perfecto. Volumen?, bien. Saca CD, está puesto al revés) Jajajajajaja (suspiro de alivio) ¿Boly vos lo pusiste al revés?
P: No boluda, solamente lo puse del LADO B.
H: Jajajajajajajajajajajajaja. Creías que era un LP, ¡Yo no puedo ser hija de una bestia como vos!

14 de mayo de 2009

La vida de C


Corro muy rápido, en ocasiones manejo un auto y es veloz.
C la pasa de maravillas, su vida es pura aventura, de noche. Cuenta que nada la detiene, que su andar es el de un relámpago, en silencio, pero con muchas luces que provoca la mirada ajena. Le brillan los ojos de sólo recordarlo. Sin embargo, es una vida que excede lo conciente, a veces difícil de leer. Su andar habla de deseos, de instintos de los más básicos y de recuerdos, de esos que duelen y de los otros. Se mueve entre sombras, recorre túneles que le develan grandes secretos y se divierte. Vive. Parece fascinada ante ese andar colmado de aventuras que la persigue. Sin embargo, C labura 10 horas frente a una PC, que ni siquiera funciona óptimamente. Cada día tiene los ojos más tristes, el andar más pesado, la voz más cansada. Por la mañana sonríe, se abstrae hacia esas aventuras y su mirada brilla. C tiene unos ojos hermosos. Pero se apaga durante el día frente a esa máquina que le roba las ideas. Mientras transcurre lo diurno espera entre su experiencia cotidiana monótona que llegue la parte final, para dormir y aunque sea así, entre sueños, poder vivir.

10 de mayo de 2009

Canción de domingo I

Una canción para la Magdalena


Si, a media noche, por la carretera

que te conté,
detrás de una gasolinera
donde llené,
te hacen un guiño unas bombillas
azules, rojas y amarillas,
pórtate bien
y frena.
Y, si la Magdalena
pide un trago,
tú la invitas a cien
que yo los pago.
Acércate a su puerta y llama
si te mueres de sed,
si ya no juegas a las damas
ni con tu mujer.
Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva
la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.
Dueña de un corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.
Si estás más solo que la luna,
déjate convencer,
brindando a mi salud, con una
que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que, en casa de María de Magdala,
las malas compañías son las mejores.
Si llevas grasa en la guantera
o un alma que perder,
aparca, junto a sus caderas
de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.
Con ese corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella,
Y nunca le cobró
la Magdalena.

J. Sabina

9 de mayo de 2009

Hija del divorcio


Cuando mamá decidió dejar a papá dolió. Fue hace 15 años y lo que picaba era la mirada de terceros, porque después de todo, la vida sigue girando, con mamá y papá odiándose juntos o separados. Pero era una niña, en un colegio de monjas y la mirada era severa. La inmoralidad en la que vivía me la recordaban con preguntas que teniendo 11 años no podía contestar y me negaba a entender.

Fui la primera en el grado, pero la situación se multiplicó. 15 años después me llamo hija del divorcio.

El 89 además de Alfonsín, la hiperinflación, Menem y sus camisas lujuriosas de Versace, se trajo consigo la década del 90 y su moda del no anillo y marcó la tendencia de los portazos, donde la familia tradicional dio paso a una maratón de niños y adolescentes con demasiadas preguntas y algunos vacíos, y con la mirada inquisidora de la puritana adult(e)o(ra) que conservaba a su odiado marido.

Las reuniones del colegio eran curiosas: 30 mujeres que representaban a sus niñas de bien y mi padre irrumpiendo en ese escenario femenino, por quien las amas de casa se peinaban y lucían sus mejores trajecitos. Pese a su cobardía Boly juntó coraje y le avisó a Baby (mi hermana, madre suplente) que se sentía acosado. Su hija del medio decidió que nadie se acercaría a su padre y desde entonces fue ella mi tutora (mi tortura).

Aún cuando el divorcio fue común, mi situación familiar era extraña. Yo vivía naturalmente el que papá me ayude a elegir ropa y me pase los pantalones en el probador, sin embargo, había un afuera, que hacía el dolor de la situación no elegida, más jodida. Esa mirada fue fuerte por muchos años, aún cuando la camada de hijos del divorcio había logrado taponear los huecos existenciales y muy pocas preguntas encontraron su respuesta.

Así nacimos los hijos del divorcio, esos que tenemos un miedo latente de sentir el abandono de nuevo, esos que nos aferramos a los vínculos porque el vacío duele y sobretodo, los que crecimos con una mirada del afuera de dedos acusatorios, como sí sólo fuesen ellos los que deseaban que mamá y papá nunca se hayan separado.

7 de mayo de 2009

Dibujo mental


“Traías tu sillita, siempre con vestidos bonitos, y te sentabas en la vereda. De espaldas resaltaba tu pelo lacio, largo, renegrido. De frente el flequillo, siempre bonita. No solías jugar con los chicos de la cuadra, lo que era mejor, porque terminabas peleando. Preferías quedarte conmigo y leerme historias. Nosotros pensamos que serías vos, con ese mal carácter, la única que podría cambiar a Boly, o al menos, la que lo enfrentaría”.




Ese dibujo mental de mi Mamiemita sobre mi niñez me conmovió. Pese a que yo no me recuerdo, puedo concluir que todo estaba dicho: era una ociosa, pocas pulgas, coqueta y ante todo, una combativa de mi padre el malhumorado.

Nos sobran los motivos

"Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojalá,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás,
este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré.
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después
a este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir,
este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos ya no lloran más por ti"

“Nos sobran los motivos”
J. Sabina

5 de mayo de 2009

Obse

Obsesión: perturbación producida por una idea fija// 2. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente*.

Orden: colocar las cosas en el lugar que corresponde*.

Preocupación excesiva por detalles, reglas, listas, orden, organización y horarios.


¿Obsesiva yo, yo?. A mi me dicen?. Obsesivos ustedes que andan husmeando en mi orden!. Guay con tocar algo!

*Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición. Real Academia Española.

4 de mayo de 2009

Absurdo I

Diálogo entre adulto de 61 años y su hija de 26:

Padre Absurdo: Voy a poner circuito cerrado de televisión y computadora (en vez de registradora).
Hija: Buenísimo, hace mucho que te digo que me parece una buena idea.
P. A: Y me voy a comprar una notebook
H: ¿Para qué te querés comprar una notebook si no la sabes usar?
P. A: Para sentarme en un bar y... (hace un juego con los dedos como si tipeara).
H: Pero si no la sabes usar y no la necesitas.
P. A: A vos qué mierda te importa.
H: Jajajaja (cara de “Sos un boludo a cuerda, pero no te lo voy a decir porque no tengo ganas de seguir escuchándote).

(Según mi hermano, mi padre absurdo pertenece a la generación de personas que no deberían haber cambiado jamás el televisor blanco y negro).

3 de mayo de 2009

Canción de domingo

Recuerdo
Me levanto temprano moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.
Camino del trabajo y en el metro.
Aburrido vigilo la cara de los viajeros
Compañeros en la rutina y en los bostezos.
Y en el asiento del frente un rostro de repente, claro ilumina el vagón.
Esos gestos traen recuerdos de otros paisajes, otros tiempos en los que una suerte mejor, me conoció.
No me atrevo a decir nada, no estoy seguro.
Aunque sus ojos sin duda son los suyos.
Más cargados de nostalgia, quizás, más oscuros.
Pero creo que eres tú y estás casi igual
Tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigas pareciendo la chica más triste de la ciudad.

Cuánto tiempo ha asado desde los primeros errores
Del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres.
Jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejamos los portales, los ecos de tus susurros
Buscando cualquier rincón sin luz.
Agarrate de mi mano, que tengo miedo del futuro.
Y detrás de cada una estabas tú, estabas tú.
En las noches vacías en que regreso, solo y malherido
Todavía me arrepiento, de haberte arrojado tan lejos, de mi cuerpo
Y ahora que te encuentro veo que aún arde
La llama que encendiste nunca, nunca es tarde
Para nacer de nuevo, para amarte.
Debo decirte algo antes de que te bajes
De este sucio vagón y quede muerto
Mirarte a los ojos y talvez recordarte
Que antes de rendirnos, fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti
Y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
Cómo estás, cuanto tiempo te acuerdas de mí.
Y una sonrisa tímida responde:
Perdone pero creo que se ha equivocado.
Disculpe señorita me recuerda tanto
A una mujer que conocí hace ya algunos años.
Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento.
Aburrido vigilo la cara de los viajeros
Compañeros en la rutina y en los bostezos.
Ismael Serrano.

2 de mayo de 2009

De historias repetidas


Las sábanas ya no tienen su olor. Pero cada rincón de las cuatro paredes conservan la esencia de él: el balcón de los encuentros borrachos; la mesa de los sí, de los no; las lágrimas; las charlas hastiadas del sentimiento que se escapaba; el rincón del teléfono -donde tantas veces renegó por su incomprensión-. Las velas gimoteando su cebo hasta consumirse. La historia se empezaba a narrar.
Ella gira su cabeza: las zapatillas de él. Abre el placard: su buzo. Busca no sabe qué, pero encuentra sus cartas, sus notas, los anillos ensayando un compromiso. Escarba en ningún lado y están sus baratijas. La fábula se renueva en la memoria
Realmente la amó. ¡Cuánto la amó!; se lo dijo una vez en la Terminal. Ella no lo entendía. Él era su mejor amigo.
A ella le gusta Sabina, a él Luis Miguel. A ella le apasiona leer, a él ver TV. Él quiere ser Rial, ella una teórica. Él tiene buen humor, ella es una histérica. Pese a todo se juraron estar juntos, casarse, tener hijos. Así de cursi.
Era pura magia. Simulaba ser la utopía realizada. El martes, el cielo lloraba. Él le anunció que ya no sería la madre de sus hijos.
X no recuerda las tres cuadras que caminó. Sólo retumba en su cabeza: “Ya no te quiero”. El eco carcome la razón.
Las lágrimas se avistaban más grandes, más pesadas. X permaneció inerte algunos días. Dejó de bañarse, parecía que la bulimia la volvería a visitar. Sólo dormía esperando despertar de la pesadilla.
Se puso de novia por piedad. Creía que un no era pura maldad, tremenda injusticia.
Ella prometió reconquistarlo. El reloj nunca dejó de hacer girar sus manivelas. Planeó tácticas y estrategias.
Año 2001. Cuando el etílico lo atrapaba: volvía, perdía perdón, lloraba. Decía que la amaba.
Las tácticas y estrategias de X se evaporaban en un beso de (ahora) pseudo-amor.
Las voces de la traición, los amigos que ya no lo eran, solían murmurar que eran dos niños. Quizás Él y X nunca entendieron que eran mayores. En realidad, ellos no comprendían ese sentir vestido de estupidez.
El reloj nos decía que el tiempo caminaba sin cesar, ellos ahora tenían un vínculo oculto, algo que rozaba la patología. ¿De qué se escondían?, él de su confusión existencial, ella de la soledad.
Él la llamaba, la buscaba. Era su obsesión. Ella lo llamaba y sólo se ahogaba en un charco de nostalgias.
Él le pedía que no lo abandonase. Decía que la necesitaba. Ella gritaba, lo agredía… e iba a reconfortarlo.
De día se ignoraban. De noche mentían. Se hacían daño.
El 24 de junio Él llegó con las estrellas. Traía regalos, sonrisas y promesas de un presente efímero, de un futuro inexistente. Se encontraban en un abrazo eterno. Sus cofres de la alquimia palpitaban a un ritmo acelerado, continuo y unificado.
De repente, los desequilibrios de X destruían el hechizo. Lo corría, le pedía que no se vaya. Sus tácticas y estrategias estaban hechas añicos. Él observaba. Sabía que ella era una histérica, una nena caprichosa. Sólo la acompañaba con la mirada.
Él desaparecía.
16 de septiembre, Ella había elegido olvidarlo. Otra vez, los instintos, los caprichos de “nena de papá” (como la llamaban) se apoderaban de X. Preparó todo el escenario de conquista. Él, como siempre, pedía perdón, lloraba, agradecía.
Esa noche, ella bebió tantos “toc-toc” que sumaron una botella. ¿Él?, tomó otros tantos litros. Se reencontraron en un mutuo perdón. Él le juró amor y le pidió paciencia. Ella estaba dispuesta a negociar lo que él quisiera. De nuevo, ella destruía la magia. Nuevamente la historia se repetía. Una y otra vez.
En noviembre él la manipuló, jugó con la vida hecha añicos de la niña. Ella enfureció: destruyó lo mundano, cada objeto ante su paso fue estrellado contra la pared. Él comenzaba a ignorarla de día y de noche.
La historia se rompió.
Año 2002. La historia no se reconstruiría.
Dividieron los bienes: él se llevó los amigos, ella se quedó con los recuerdos y el rencor.
La historia terminó. Ella, a veces, lo recuerda. Él, todo un posmoderno, se miente que es feliz. Ella se preocupa por él: ¿Quién lo consuela ahora? Él, ya ni la recuerda.

El después
La historia ya no sería un círculo. Él la olvidó, X se conformó con ser una promiscua del sentir.
Las charlas, el afecto, los sentimientos, la compañía...todo desfalleció en el desnudo recuerdo de ésta, ahora, escéptica del cariño.
Algún tiempo después ella descubrió el porqué del abandono.
La historia trajo el año 2006, ya no lo ve… ya no andan por las mismas calles. X ya no lo ama.
El tiempo se encargó de rellenar con nuevos recuerdos la penosa memoria de X. Ella ya no piense en que podrían haber sido tan felices que toda utopía les quedara pequeña.

1 de mayo de 2009

Seis hembras, todas cerca de su cuarta década. La resentida por haber sido abandonada por el marido, la fea con marido en casa más dos amantes, la flaca divertida que no conoció marido, la que está cómoda en su hogar con un marido socialmente respetable, la que mantiene al marido y la que tuve que dejarlo, porque su marido la quería matar.
Seis hembras. La pediatra exitosa, la mantenida con local de ropa, la profesional independiente que no ejerce, la madre 24 horas esposa a tiempo completo, la que se rompe el culo laburando, y la hermosa tímida dentista.
Seis hembras alrededor de una mesa con ojeras perfectamente maquilladas, con la tristeza apretada entre las manos. Su conversación gira en torno a la hernia de disco de una, las hijas preadolescentes de otras dos, los celos del marido de la cuarta, la libertad impagable de la soltera y por supuesto tema compartido de las 6: formas y técnicas de depilación.
6 hembras, la que come un lomito con cubiertos, la de los amantes que pesa arriba de los 100 y colabora con papas fritas y lomito, la flaca soltera que elige pan árabe, la esposa a tiempo completo que no come, la que labura 12 horas bebe alcohol y la dentista se consuela con agua mineral.
Qué pasa con estas mujeres cuando vuelven a su casa. Cómo cura los dolores la abandonada, cómo se organiza con las culpas la lujuriosa, qué pasa en la cama gigante de la soltera, qué proyectos tiene la ama de casa de tiempo completo, cuánto puede quererse la que mantiene al marido, cómo lava las heridas la hermosa dentista.
Qué pasa con estas mujeres que están más cerca de la mitad de su vida.
Yo era la séptima en una mesa con demasiada coca Light y seis daikiris que no me dejaban ver las cosas con claridad. Eran dos de durazno, uno de frutilla y tres de ananá, todos sin azúcar. Mi persona estaba mareada con tanta realidad, con mi vestidito negro, sin hernia de disco que me aqueje y esas botas rojas tan bonitas, tan lejos de mi cuarta década. El cambio de alcoholes por cerveza fue esclarecedor. Estoy segura de que eran mujeres tristes, quizás algunas más optimistas que otras. Estoy segura que no quiero ninguno de esos estereotipos para mi futuro. En qué mesa estaré sentada dentro de 15 años cuando estrene mi cuarta década. Demasiadas preguntas, cuando me sentí invadida por mis dudas algo me grito: Zafá nena. Me fui, pero rescaté a la que labura 12 horas y a la ama de casa full time. Y nos fuimos a emborrachar, pero esa es otra historia, por la que pagaron muy bien por mi silencio.