21 de noviembre de 2010

Por qué jode

“Me casé hace un mes”, ese enunciado fue la respuesta de mi ex ante mi pregunta muy, muy genérica: ¿Novedades?. Ya no lo quiero, es cierto (pero cuánto lo quise, ja!, qué poema del orto), pero su frase dolió, dolió como una uñita encarnada, como un ataque de hígado, y jodió. Por qué jode si ya no lo quiero?, por qué jode si elijo la soledad antes que dormir con un hombre con olor a otra?. Jode porque no imaginé que a mis 28 años tendría tantas heridas que lamería sola. Jode porque él pudo superarme y yo no he podido desprenderme de los (malos) recuerdos. Jode porque no quería ser resentida. Jode porque la cama es demasiado grande y parece que no estoy dispuesta a compartirla. Y ante todo jode por saberse jamás elegida.

18 de noviembre de 2010

De nombres y futuras despedidas.

En el nombre del Bruno, de los siete (qué gran número) salchis y de Royal Canin, los cachorros han sido nombrados y algunos renombrados.


Baco, Dios del vino, de las orgías. En su prontuario figura como el Sátiro de la Teta. Es el que pesa casi dos kilos, el con cara de patotero y andar de gordo deportista.
Renombrado: Nicanor.




Socri, él está más allá de sus hermanos, juega solo, se divierte mordiendo la cucha o la pata de una mesa, no reconoce órdenes ni pedidos. Conocido como Mini Bruno, por su gran parecido al padre.
Renombrado: Peter.








Trotsky, el capo del campamento, mandamás del ejército, peleador silencioso. Conocido como El busca pleito.
Renombrado: Felipe.






Peque, por su cara infinitamente tierna. Orejas gigantes, casi dorado, casi chocolate. Mantenemos un amor platónico. Él me conoce, se sube a mis piernas y pide cariño. Entre la jauría lo reconozco porque es mío y yo soy de él.











Penélope. Es la más pequeña, con gran parecido a su madre, traviesa, despierta, curiosa. La que más busca a los humanos. Es la primera que trascendió la galería. Color chocolate.
Su alías es Pene. Su nombre se debe a los caprichos perversos de mi hermana. Le pertenece al mundo, pero vivirá en la casa de Baby (mi hermana).






Mistic. Esta se camufla, suelo confundirla porque tiene un poquito de todos los demás. Nació marrón, mutó a chocolate. Nació flaca, ahora está entre las mejores alimentadas. Duerme como el Socri, muerde como el Busca Pleito, es traviesa como Pene y casi chocolate como el Peque.











Musa. Las Musas de la mitología eran hijas de Zeus, ésta del pavo del Bruno Alberto. Es marrón, poderosa, importante. Juro haberla visto moviendo la pata al ritmo de los Redondos.


Todos deben irse. Y cada vez que los Roca habitan mis manos me trago los mocos.

13 de noviembre de 2010

Confieso que he pecado.


Revisar llamadas o mensajes en teléfonos ajenos no es parte del grupo de actividades que me desvelan ni me divierten. Sin embargo, Boly (el padre que la vida me regaló) tiene un celular con más vida social que el mío, lastimosa conclusión considerando que el caballero tiene 35 años más que yo. El sonido de mensajes que llegan sin respiro me hace doler el oído (el derecho), sin embargo no me tentaba saber en qué riña de gallinas andaba metido mi padre hasta que el muy distraído se olvidó el teléfono al lado de mis llaves (como si eso justificase mi futuro comportamiento).
Necesitaba silencio, tranquilidad, y el celular me pedía a gritos que lo abra, tanto insistió que leí, mierda, maldito el momento en que acepté leer.
Resulta que me enteré de montones de poses para practicar en una cama que con mis tiernos 28 añitos desconocía, resulta que papá sale con tres (eso no fue novedad) señoras diferentes, mientras el gato oficial le pedía que no la deje, todo en mensajes mezclados… y sí, ya que estaba me leí un par. Qué señoras cochinas.
Señor, confieso que he pecado. Tres Ave Marías, dos Padrenuestro y nada de imaginar esas cochinadas tan contraproducentes para mi mente joven y sanita.

Pero qué señoras cochinas che!... y papá, nah, ese no no tiene arreglo.

5 de noviembre de 2010