26 de diciembre de 2010

Huelga de besos.

Nada que decir. Nada por contar. Con una amargura insoportable, hasta contagiosa y no es lo que soy, sólo es lo que me acontece hoy.
Con una soledad insoportable, una cama gigante, un pasado vincular reciente y otro lejano que no tolero. Un muerto que casi está instalado en los hechos que trascienden lo onírico. Un último abandono que no me deja sentir. El fin de la esperanza. No soy lo que era, lo que me gustaba ser.
Era la que se reía mostrando todos los dientes, la que creía en las personas, la que amaba hasta la locura sin temor a equivocarse, la que le gustaban los besos sin mesura, la que se aventuraba en absurdos con orgullo. Ya no soy eso. Me extraño.

Lo mejor es cerrar.

Cerramos por derribo.


Gracias por venir.

Ha sido un placer.

25 de diciembre de 2010

Tararán

La nieta, el tío y la abuela

El padre de alta cuna

La bella madre de una

Familia muy normal



Si van a visitarla

No espere una fiesta

Aquí verán a

Esta familia tan normal


Qué hermosura

Qué dulzura

Qué locura



Si quieren divertirse

Que al cabo no les cuesta

Aquí verán a esta

Familia muy normal.


La nieta


















El tío La abuela





La madre y el padre



Tararán... qué familia más normal. Lo bueno es que la niña no volverá a cumplir 15 años. Capítulo aparte: el abuelo. Impresentable.

Tararán...

11 de diciembre de 2010

Preguntas incómodas

(Diálogo en un peatonal)
Lucas: Ferrrnanda, ¿por qué no tienes hijos?.
Mi persona: Sí que tengo, el Bruno y la Fede son mis hijos.
Lucas: No soy tonto, esos son perros, no son tus hijos.
Mi persona: Es que no tengo marido (no me caracterizo por las respuestas inteligentes ante estas preguntas).
Lucas: A verrr, vení (me agarra de la mano y me lleva a caminar con él). ¿Ese te gusta? (y señala a un transeúnte), vení. Dirigiéndose al extraño: ¿Usted se quiere casar con mi tía?, yo quiero tener más primos.

(Que mi sobrino de 6 años ande mostrando mi miseria por la calle me mató de risa, pero cómo le iba a contar que mi vida amorosa yace en el olvido, que tengo una larga lista de amores fallidos, no daba).

(¿El extraño?, se fue al carajo, no estaba interesado en casarse con la tía)
Entre otros roles que me impusieron ejerzo el de ser tía (http://anaqueldezapatos.blogspot.com/2009/01/mis-niitos.html). Hace casi quince años que giro la cabeza cuando dicen “Tita”. Y soy de esas tías que hacen regalos, pero que les recuerda cuánto hay que trabajar para obtenerlos. Soy de las que le dicen que la vida a veces es una bosta, de las que se enoja cuando reprueban materias, de las que les cuenta que la mediocridad y la pereza son un vicio horrible. También soy de esas tías que habla abiertamente de sus sobrinos favoritos, aunque los regalos son siempre para todos y del mismo tamaño. Además soy de las tías que pide mano dura, que les recuerda que una de sus principales funciones en la vida es la de aprender, soy de las que les recuerda que mi hermana trabaja durante horas eternas para que ellos no tengan necesidades.
Soy de las tías que ponen apodos y enseña insultos que jamás aplicarán (salvo dos sobrinos díscolos que tengo que sí los utilizan), soy de las tías que no abrazan ni les recuerda cuánto los ama. Quizás, pese a que son niños, creen que su tía es un tantito fría.
Sin embargo, en dos semanas, mi única sobrina mujer, Antonella, cumple 15 años. No soy fanática de estas celebraciones del mundo occidental, odio toda esa parafernalia y me joden las fiestas multitudinarias, sin embargo (y vamos de nuevo) vengo moqueando desde que compramos la tela para el vestido; cada suceso vinculado a la celebración me hace correr la mirada, cambiar de tema y esconderme detrás de los lentes, aunque intuyo que mi hermana lo sabe.
Ante cada detalle de la fiesta se me pianta un lagrimón, que la niña entra con mi padre, que buscamos fotos para el video (me opuse, pero ganaron las ganas de mi hermana), que con los zapatos me saca una cabeza, y toda esa cursilería, y es que este cumpleaños me tiene a puro moco tendido.
Hace casi quince años soy “La Tita” y también la madrina de Antonella, con la tenemos un vínculo de muy poca tolerancia y ante cada reclamo mío la insolente responde: mi mamá dice que soy igual a vos, como si esa frase fuese un consuelo o un argumento.
Soy de esas tías que parecen no tener sentimientos, pero en realidad estos niños, en especial la mocosa, me tienen loca de amor y poseo la certeza de que este cumpleaños me dejará agotada y con los sentimientos húmedos.

9 de diciembre de 2010

Dulce navidad.

Diálogo que intentó entablar Boly (mi querido proegenitor):

Boly: Mañana voy a comprar un árbol.

Mi persona: (se vive quejando de que los árboles le queman el césped, para qué carajo queremos un árbol que sólo será trabajo para el jardinero). Mirada de: De qué estás hablando?.

Boly: Un árbol de navidad voy a comprar.

Mi persona: (Está ebrio si cree que dispongo de tiempo o ganas de luchar con ramas de plástico). Voleo de ojitos hacia arriba, hacia abajo, giro de cabeza, mirada hacia el frente. Fin de mi respuesta.

Odio los árboles de navidad, las pelotitas que le cuelgan, las guirnaldas, las luces me dan miedo. Odio a la gente apelotonada tirando dinero en cosas inútiles. Odio tener que bañarme y vestirme bien. Odio a los hipócritas navideños que creen que serán perdonados por comprar un pan dulce cuando se mandaron cagadas todos los días del año (Boly, para vos, este año no hay navidad). Los villancicos me dan acidez. Odio cuando hacen planes incluyéndome y mi respuesta es siempre la misma: yo viajo.
Soy de las que a las 12 brinda con desgano y agua mineral en la copa, se calza el pijama y parte raudamente a la cama.
Lo que sí me gusta de la navidad es el pan dulce, los turrones con muchas frutas abrillantadas y secas. Claro que los puedo comer durante el resto del año, pero lo mejor es sentarse descalza, frente a un árbol ajeno (lejos de esas lucecitas infernales) y refunfuñar en contra de la fucking navidad.

6 de diciembre de 2010

Mariana: qué será de la vida de… (Inserte el nombre del último canalla que se fue de mi vida sin motivos).
Mi persona: ni idea, no me interesa saber de él.
Mariana: cuando viajo a Tucumán suelo pensar que lo voy a encontrar.
Mi persona: Tucumán tiene mucha gente, no es tan sencillo encontrarte con alguien.
Mariana: había apostado por él, aunque asumo que cuando lo vi en la terminal pensé que era el que te cargaba la cartera, porque con lo que cuestan tus bolsos deberían venir con un chico que las cargue.
Mi persona: pobre mi gordo, por qué se habrá ido. No quiero hablar más de él. Además parece que te jode más a vos que a mí el abandono.
Mariana: Es que yo te veía bien, él te hacía bien, por eso había puesto las fichas y eso que a mi ninguno de tus novios me cayó bien.
Mi persona: me consta.
Mariana: cuando lo veas decile que además de hacerte sufrir a vos me traicionó a mí, porque yo confiaba en él.
Mi persona: bueno, yo le digo.



(Sí Mariana, a vos te traicionó la confianza, a mi me vedó la capacidad para estar con otros tipos, si desde que él se fue veo un hombre y me cruzo de vereda. Qué triste).