12 de agosto de 2010

Del absurdo, el amontono y las arrugas


No, no me estoy mudando a otro planeta. No, no, tampoco estoy haciendo el cambio de vestuario invierno - primavera, mucho menos estoy por cometer la generosidad de donar mi ropa. Simplemente viajo, no, no me voy seis meses ni siquiera dos semanas. Viajo por 6 días.
Mientras amontonaba (muy ordenadamente, vaya contradicción) toneladas de prendas pensaba en lo absurda de mi tarea, en lo preparada que ando por la vida (llevo hasta paraguas, ya que acá no tengo oportunidad de usar).
Tantas prendas, que ni la mitad será de utilidad, recordaba cuando hace 8 años viajé al Mollar con un bolso gigantesco, repleto de tacos altos y faldas, iba por cuatro días y fueron una tortura porque cada mañana peleaba con Mariana por el único par de alpargatas que teníamos y yo necesitaba ponerme (aunque eran de ella), asimismo, aquella vez tuve que cargar cuesta arriba mi miniplacard porque los hombres que nos acompañaban decían que me merecía el castigo por mi frivolidad y ante todo por la ridiculez.
También me vino un recuerdo como bofetada de la última vez que estuve en Tafí del Valle, pasé algunos días en Salta y bifurqué hacia Tucumán. Aquella vez también tenía una tonelada de tacos altos y muchos vestidos con muy poca tela. Mientras el verano estaba en la cúspide, Tafí tenía un clima digno de un invierno santiagueño. Demás decir que aquella vez usé el mismo par de medias tres días (era el único que tenía) y cada mañana salía acopiando sobre mi cuerpo toda (literalmente toda) la ropa que llevaba en la valija, intenté (haciendo un esfuerzo sobrehumano) comprar ropa de invierno, pero era verano.
Y ni hablar de la vez que no me dejaban abordar en Nueva York porque había excedido drásticamente el equipaje permitido. Por supuesto no tenía dinero para pagar aquel problema, me lo había gastado llenando valijas. O la oportunidad en que en Bariloche entre mis valijas y mi borrachera fui un dolor de cabeza para varios.
Así podría detallar montones de viajes donde mi equipaje se convirtió casi en una persona a la que debía arrastrar.
Claro que pienso que seis pares de zapatos varios son excesivos para seis días, pero los necesito, asimismo 5 pantalones, dos faldas, dos vestidos, un enterito, dos tapados, una campera y más de 8 camisas/remeras son una ridiculez, podríamos vestir a dos personas, pero cómo evitarlo.
Mi mentira es que una valija es del trabajo (la más pequeña) y es inevitable llevarla y que tooooodo lo que llevo es necesario, que si llueve, si hace frío, vaya patraña, como si no fuese a comprarme el equivalente a todo lo que llevo. Y volveré como siempre, pagando exceso de equipaje.
Y sí, este es un post de lo más irrazonable y frívolo, el asunto es que me voy, cargada como para no volver, pero siempre vuelvo con la ropa arrugada y sin usar, como muchas cosas de mi cotidianeidad que amontono, creo necesarias, no las uso y las arruino.






3 comentarios:

Soy dijo...

En este momento estoy casi en tu misma situacion je
Me voy mañana al sur cinco dias
Tengo ropa amontonada en la mesa y cero ganas de armar la valijaaa
Es imposible llevar lo justo,una tiene q estar preparada para todo!
Q tengas buen viaje =)

Mel Blanc dijo...

El asunto es viajar, no importa de qué manera.
Yo soy tan distinto... nunca llevo nada que no entre en una mochila mediana. Así, alguna vez tuve que ponerme un calzoncillo dado vuelta, pa disimular.
Suerte en tu periplo.
Besos y perdón por la anécdota.

Anónimo dijo...

con el tiempo, llega el aprender a no llevar nada mas que lo necesario, y si puede ser menos que eso, todavía mejor.
Algo asi como andar ligeros de equipaje...

un beso y buen viaje!