15 de octubre de 2010

De trabajos indeseables

Entre la lista de trabajos que odiaría hacer definitivamente se ubica en el top five el de promotora barra entregadora de folletos en la vía pública. ¡Puta madre!, ¡sólo con nombrar lo que no quiero es suficiente para que lo tenga! Y ahí estaba el viernes a la noche, en un microcentro atestado, entregando folletos.
Me avergüenza la exposición pública, desearía medir 1,50 de altura, pero siguiendo con la línea de “pronuncia lo que aborreces y lo tendrás” mido 1,78 descalza, pasar desapercibida es una utopía para mi.
Éramos dos, la de calza más tímida que yo pero con mejor actitud. Al menos ella parecía una promotora de culo grande, yo un ogrito con folletos en la mano. Ella decía “señora” y estiraba la mano, yo proclamaba “tomá” y fruncía el seño. Y recordé la imagen del film Pach Adams, cuando el personaje principal se colgaba de una rama y saltaba al encuentro de los transeúntes para analizar sus reacciones, y vaya que los míos reaccionaban positivamente, quizás por temor ante mi seño fruncido, por curiosidad o simplemente por automatismo. Tras condenar al folleto a morir en la mano de esos extraños repetía entre mi: “Más vale que lo agarraste” y luego venía el testeo: “fijate si lo lee sino le llenamos la cara de dedos”. Para buena fortuna de los peatones los folletos eran leídos.
Al terminar mi larga y agotadora faena, sentada a la mesa de un bonito bar, entre risas comentaba: mierda che, tres títulos universitarios, un doctorado en camino y mirá dónde me encuentro, repartiendo folletos en la calle jajajajajajajaja… ¡y me divertí tanto!

3 comentarios:

Caro Pé dijo...

Tomá el folleto carajoooooooooooooooo!! o te rompo la cara y no lo tires, jajjaja
Saludos!

Fernanda. dijo...

Te juro que fue así! jajajajaja. Actitud agresiva a full y funcionó! jajajaja.

Gracias por venir. Besos!

Mel Blanc dijo...

Si, yo te hubiera recibido el volante, de una...