14 de marzo de 2012

La dominante.

Cuenta la leyenda que de niña fui sobreprotectora y algo dominante. Para muestra sobra un botón: vivíamos solos con Boly (mi padre), el galán, mujeriego, adicto a las rubias oxigenadas. El muchacho trasnochaba en boliches, bares y antros a diario, con la mala suerte que la escalera de la casa desembocaba en mi habitación (como debe ser). Seguramente lo esperaba, no lo recuerdo. Muy probablemente contaba los minutos, olfateaba el auto acercándose, quizás me dormía suponiendo que llegaría. Y una noche le gané a Morfeo. Según recuerdan (no yo) salí a su encuentro al grito de “¡de dónde mierda vienes vos!”.
Tenía 11 años e infructuosamente intentaba educar a papá.
Hoy, 18 años después, sigue trasnochando y aún lo oigo subir las escaleras (a veces ebrio), lo hace con cuidado, creo que hasta se saca los zapatos para evitar escuchar a su hija-madre. Y yo entre sueños lo escucho y me sonrío recordando la historia.

1 comentario:

Paula dijo...

Esta historia cada vez que la escucho me hace reir mucho, me imagino la escena y ese grito bien santiagueño!!!besos.