11 de junio de 2009

No son los días de frío cuando más extraño tener a un alguien, ni los domingos. Tampoco lo extraño durante las noches de insomnio ni los días que son un letargo. Sólo suele ocurrir una vez a la semana, generalmente por la noche, casualmente los días que voy al supermercado extraño estar junto a alguien, que son esas noches en las que las bolsas se amontonan en la vereda y las tengo que hacer entrar sola.

4 comentarios:

el Rafa dijo...

Si bien no es lo mismo, a mi me mata despertarme pensando en mi chica y buscarla en la cama con la vana ilusión de encontrarla...

Mariana dijo...

Un poco egoísta eso de extrañar al otro solo cuando se lo necesita, no te parece?
A mí me pasa de extrañar en cada hueco vacío del día, es decir cuando se me acaba la rutina reinventada. Por suerte siempre hay nuevas actividades por crear, caminos maravillosos por los cuales huir.

Fernanda. dijo...

Definitivamente Mariana es un acto de egoísmo puro el extrañar ante la necesidad, eso era lo que pretendía decir. Y es feo convertir a la gente en entes meramente funcionales, pero es lo que está pasando.
Muchas gracias por leer y por la honestidad.
Beso.

No Rafa, no es lo mismo, lo tuyo es pura ternura.

el_iluso_careta dijo...

hay muchas formas de extrañar....