13 de noviembre de 2010

Confieso que he pecado.


Revisar llamadas o mensajes en teléfonos ajenos no es parte del grupo de actividades que me desvelan ni me divierten. Sin embargo, Boly (el padre que la vida me regaló) tiene un celular con más vida social que el mío, lastimosa conclusión considerando que el caballero tiene 35 años más que yo. El sonido de mensajes que llegan sin respiro me hace doler el oído (el derecho), sin embargo no me tentaba saber en qué riña de gallinas andaba metido mi padre hasta que el muy distraído se olvidó el teléfono al lado de mis llaves (como si eso justificase mi futuro comportamiento).
Necesitaba silencio, tranquilidad, y el celular me pedía a gritos que lo abra, tanto insistió que leí, mierda, maldito el momento en que acepté leer.
Resulta que me enteré de montones de poses para practicar en una cama que con mis tiernos 28 añitos desconocía, resulta que papá sale con tres (eso no fue novedad) señoras diferentes, mientras el gato oficial le pedía que no la deje, todo en mensajes mezclados… y sí, ya que estaba me leí un par. Qué señoras cochinas.
Señor, confieso que he pecado. Tres Ave Marías, dos Padrenuestro y nada de imaginar esas cochinadas tan contraproducentes para mi mente joven y sanita.

Pero qué señoras cochinas che!... y papá, nah, ese no no tiene arreglo.

3 comentarios:

Morena dijo...

Mi Persona!, eso es un castigo divino porque no se deben leer los mensajes jaja y por eso te quedará grabado en la mente lo que leiste ahí jaja. Tendrás pesadillas.
Y bueno tenés un padre Casanova, un Latin Lover! jaja Nada fácil lidiar con un papá asi verdad?
Saludos.

Anónimo dijo...

jajaaj... el telefono te llamó hasta que averiguaste de que se trataba.
Capaz sea bueno para saber, o tomar mas conciencia todavia, que los padres o madres (me incluyo) tienen una vida intensa, llena de malas intenciones, que terminan siendo siempre de lo mejor!
No hay edad para eso, ni paternidad...es la vida!

un beso

Fernanda. dijo...

Morena: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Juro que aprendí la lección.
Lo bueno de tener un Casanova en la casa es que yo no tengo que lidiar con él, el problema es que pese a conocer a los de "su tipo" son los que más me gustan! jajajaja. Yo tampoco tengo remedio.

Nada se pierde: Basta!, no quiero saber más! jajajajaja. Hay verdades que es mejor mantenerlas en el terreno del misterio.

Besos!