1 de mayo de 2009

Seis hembras, todas cerca de su cuarta década. La resentida por haber sido abandonada por el marido, la fea con marido en casa más dos amantes, la flaca divertida que no conoció marido, la que está cómoda en su hogar con un marido socialmente respetable, la que mantiene al marido y la que tuve que dejarlo, porque su marido la quería matar.
Seis hembras. La pediatra exitosa, la mantenida con local de ropa, la profesional independiente que no ejerce, la madre 24 horas esposa a tiempo completo, la que se rompe el culo laburando, y la hermosa tímida dentista.
Seis hembras alrededor de una mesa con ojeras perfectamente maquilladas, con la tristeza apretada entre las manos. Su conversación gira en torno a la hernia de disco de una, las hijas preadolescentes de otras dos, los celos del marido de la cuarta, la libertad impagable de la soltera y por supuesto tema compartido de las 6: formas y técnicas de depilación.
6 hembras, la que come un lomito con cubiertos, la de los amantes que pesa arriba de los 100 y colabora con papas fritas y lomito, la flaca soltera que elige pan árabe, la esposa a tiempo completo que no come, la que labura 12 horas bebe alcohol y la dentista se consuela con agua mineral.
Qué pasa con estas mujeres cuando vuelven a su casa. Cómo cura los dolores la abandonada, cómo se organiza con las culpas la lujuriosa, qué pasa en la cama gigante de la soltera, qué proyectos tiene la ama de casa de tiempo completo, cuánto puede quererse la que mantiene al marido, cómo lava las heridas la hermosa dentista.
Qué pasa con estas mujeres que están más cerca de la mitad de su vida.
Yo era la séptima en una mesa con demasiada coca Light y seis daikiris que no me dejaban ver las cosas con claridad. Eran dos de durazno, uno de frutilla y tres de ananá, todos sin azúcar. Mi persona estaba mareada con tanta realidad, con mi vestidito negro, sin hernia de disco que me aqueje y esas botas rojas tan bonitas, tan lejos de mi cuarta década. El cambio de alcoholes por cerveza fue esclarecedor. Estoy segura de que eran mujeres tristes, quizás algunas más optimistas que otras. Estoy segura que no quiero ninguno de esos estereotipos para mi futuro. En qué mesa estaré sentada dentro de 15 años cuando estrene mi cuarta década. Demasiadas preguntas, cuando me sentí invadida por mis dudas algo me grito: Zafá nena. Me fui, pero rescaté a la que labura 12 horas y a la ama de casa full time. Y nos fuimos a emborrachar, pero esa es otra historia, por la que pagaron muy bien por mi silencio.

6 comentarios:

Word dijo...

No se si fué lamusica que escuchaba cuando te leí, pero me sorprendiste con esta. Besos

Anónimo dijo...

increible!!te felicito ,que Maduración que conseguiste en poco tiempo!!!!besote, grande sabes quien soy

el Rafa dijo...

La verdad que no me gusta plantearme "no quiero ser..." por que en ese camino se corre el riesgo de no ser lo que uno quiere ser por que esta uno muy empeñado en "no ser..." lo que pensamos que no queremos ser...

Salir a emborracharse es siempre una buena salida de una mesa "complicada"...

Contar que existe una historia, evidentemente, interesante pero que no vas a contarnos es una fea actitud... :P


No pienso a tan largo plazo (a mi solo me separan 10 años de los 40)... la neta es que ni se que haré el lunes!!!

Pablo dijo...

¿Seis daikiris? Mamita querida, eso en mi estómago hace desastres.

Fernanda. dijo...

Word: confirmo, fue la música.

Rafa: lo ideal es planear en positivo, yo quiero tal cosa, pero para huir creo que no está mal el NO.
En cuanto a la historia por la que fui sobornada, quiero, pero no debo.

Pablo: Yo digo que tengo cultura alcohólica, otros sólo me dicen borracha.

Anónimo: supongo quién sos.

Gracias por leer.

el_iluso_careta dijo...

muy buen post nena...
escuchando 07 - Quiero Ver, Quiero Ser, Quiero Entrar\PorSuiGieco - PorSuiGieco (1975)