8 de noviembre de 2008

Me jode

Entiendo que en el transcurrir de la cotidianeidad existe sinfines de posturas, gestos, sonidos, actitudes y demás de un tercero que nos rompe soberanamente las pelotas, pero es que de 50 asientos me vine a elegir justo el pasillo de la ventanilla habitada por un púber con sinusitis!, puta madre!.
Inicialmente el sonido se me insinúa y me permite imaginar esas cuestiones nasales que no se dejan participar del exterior, pero poseen cierto tipo de divismo por el que pretenden hacernos saber de su existencia generando ese sonido que hiere y sobre todo: jode.
Sonate la nariz hijo de puta! Me gritan las malas intenciones y esta alma de patotera que no descansa. Pero me prometí que no me pelearía con circunstanciales compañeros. Sin embargo, el sonido de la nariz aspirando como intentando no perderse ni una sola gota de aire me jode en lo más profundo, mi hermana lo hace y es lo que más odio de ella, pese a tener miles de errores, ese me hace desear que no tenga mi sangre o bien que se quite esa costumbre de mierda de una vez por todas. Y en vez de encausarse mi deseo, ahora me surge una sobrina con idénticas costumbres aspirantes que su madre.
Pero mierda!, yo ando por el mundo sin producir sonidos molestos: levanto mis pies al caminar, me sueno los mocos, no arrugo bolsas de plástico incansablemente, mis tacos de ambos pies de gastan parejos, no masco chicle generando sonidos públicos, entonces por qué carajo tengo que aguantar a este niño aspirando hasta el fondo, cuando en realidad de esa nariz no saldrá algo o bien porqué no se la suena de una vez por todas. Pero me voy a vengar, aún quedan siete horas de sueño en las que prometo roncar cual animal hambriento.

No hay comentarios: