Amontonando cachivaches: Una mirada

Sólo la mirada. Más allá de la ferocidad.
Los ojitos tan tiernos. Las garras más abajo.

Gente Nueva

Conocí a alguien que piensa en cómo vivir y vive tal cual es su pensamiento; que detesta hablar de sí misma y logra avasallar con su personalidad por sobre cualquier banalidad del contrincante, que disfruta del enamoramiento tanto como de un placard ordenado o el piso limpio; que se aferra a las estructuras que confiscan el tiempo; alguien que, sin embargo, ansía pensar alguna vez sobre lo sentido espontáneamente, ser anónima en la multitud de los ejecutivos que se pierde tras los murales grises de un edificio imponente, escalonado y hermético; dejarse llevar por la orden del arbitrio que supone un matrimonio antiguo, abandonarse a la idea de que en casa manda uno y en el mundo uno es mandado; y, aceptar que aunque la muerte es escaparse de la estructura de lo terrenal, también es parte de la vida…

(Alguna vez una amiga intentó hablar de mí con este fragmento)

Amontonando cachivaches

18 de noviembre de 2008

Una mirada

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